29 de julio de 2018

Toda persona que tiene un diploma en la vida, como yo, sabe que trabajar, poder cuidar de la familia, es una cosa sagrada que nos da mucho orgullo. Para poder tener empleo y para que eso suceda, es necesario que la economía crezca, y que el resultado de ese crecimiento sea distribuido de forma justa.

Para que la economía crezca, el empresario tiene que invertir. Para el empresario invertir, es necesario que el gobierno ofrezca infraestructura, un ambiente estable y políticas que favorezcan el crédito tanto para la inversión y el consumo.

La inversión va a generar empleo en la industria, que va a pagar un salario que genera un consumidor, que hace el comercio vender y generar otro trabajador, en la tienda, que va a consumir también. Es como si fuera una rueda gigante.

Cuanto más empleo e inclusión social, más salario, más consumo, más recaudación lo que permite más inversión, con más empleos. Es lo obvio: el dinero en la mano de rico se convierte en una cuenta de parada en el banco. Dinero en la mano del pobre, va para el mercado y mueve la economía.

Por eso es fundamental que el país recupere su capacidad de invertir para tener un nuevo ciclo de crecimiento. Brasil fue uno de los países más prometedores y optimistas del mundo, cuando siguió ese camino que combina lucha contra la pobreza con el desarrollo de la economía. Hoy el país vive un ciclo diferente. El gobierno actual reduce las inversiones, generando pobreza, desempleo y aumento de los costos de la energía. La industria y el comercio dimiten. Se dice que la inflación es baja, pero los pobres sufren con el aumento del gas de cocina y la clase media con el aumento en la gasolina y de los planes de salud. Y es claro que la relación deuda / PIB empeora, porque el PIB no crece.

La reforma laboral conduce a empleos de peor calidad, reduce la seguridad del trabajador, corta derechos. La reforma también va a dificultar la calificación de la mano de obra en un momento en que hay cada vez más tecnología en cualquier sector de la sociedad.

Las próximas elecciones son fundamentales para definir el camino del país. Necesitamos retomar las inversiones en el futuro de Brasil, y ese futuro son los brasileños que necesitan volver a tener empleo, oportunidades y sueños. En mi gobierno, el pueblo parcelaba la compra del coche y de la casa propia. Ahora, con Temer y el PSDB, parcela para llenar el tanque de gasolina o comprar una bombona de gas.

La reanudación de la economía de verdad será cuando la gente vuelva a tener buenos empleos con cartera firmada, a tener la oportunidad de hacer una universidad y comprar una casa. Para ello, necesitamos gobernantes que creen en nuestro pueblo. Estoy seguro de que es posible vencer la crisis, porque ya he resuelto una grave crisis en Brasil una vez y estoy seguro de que puedo, más experimentado, hacerlo de nuevo.

 

Fuentes: Jornal do Commercio (PE), A Tarde (BA) e O Povo (CE).